Pechuga de pollo rellena
No sé como, pero yo solita y poco a poco, me voy complicando la vida en la cocina; y éstas pechugas que empezaron siendo unos San Jacobo, para que mis niñas tomaran algo más contundente, en aquellas «comidameriendacena», a la salida del cole, han terminado en estas pechuguitas que, lo mismo valen para un roto que para un descosido. Las podemos poner como un aperitivo, como un segundo o una cena ligera.
Ingredientes para 4 personas:
- 2 medias pechugas deshuesadas y abiertas en libro.
- 3 lonchas finas de jamón serrano
- 3 pimientos del piquillo en tiras
- 2 lonchas de queso
- 1 tortilla a la francesa partida en tiras
- 1 vasito de vino blanco suave
- Aceite, sal, pimienta
- Cuerda para atar la carne o palillos
Para la salsa
- 1 cebolla mediana
- 1 manzana reineta pequeña o calabacín
- 1 vasito de zumo de naranja
- 1 cucharada de azúcar moreno.
- 1 vasito de vino blanco
- 1 vasito de caldo de pollo
- 1 palito de canela
- Mantequilla, aceite, sal
Elaboración:
Precalentamos el horno a 180º y mientras vamos preparando la pechuga.
Extender las pechugas abiertas sobre la mesa, salpimentarlas y colocar sobre una de ellas las lonchas de jamón, los pimientos, las lonchas de queso y la tortilla francesa en tiras, tapar con la otra mitad de la pechuga, procurando que no se salga nada del relleno. Si es necesario atar con la cuerda que tendremos preparada. Yo suelo valerme de palillos, pues con la cuerda me cuesta más.
Un a vez atada, barnizar la pechuga por ambos lados con un poco de aceite o mantequilla y poner una sartén al fuego medio alto, untada con un poco de aceite, cuando esté bien caliente dorar la pechuga por ambos lados, procurando que no se queme, la rociamos con el vino blanco, dejamos que evapore el alcohol, y a continuación echamos el vasito de caldo de pollo, dejamos el tiempo justo para mezclar sabores pero que no gaste demasiada salsa que nos falta el horno.
Como la pechuga ya está dorada, la pasamos a una fuente refractaria y la tapamos con papel de aluminio, la metemos al horno durante 15 minutos, pasado ese tiempo incorporamos a la fuentes la salsa de cebolla y manzana y dejamos 5 minutos más con la fuente tapada.
Pasado este tiempo la sacamos del horno y la dejamos enfriar, para posteriormente lonchearla.
Salsa de cebolla y calabacín:
Ponemos al fuego un cazo con una cucharada de aceite y la misma cantidad de mantequilla, dejamos que se vayan calentando a fuego medio bajo, para que la mantequilla no se queme.
Picamos la cebolla en juliana y la incorporamos al cazo y dejamos que se confite muy lentamente, para ello echamos un poco de sal fina.
Picamos el calabacin en tiras finas y cuando la cebolla esté a medio hacer, lo incorporamos a la cebolla, dejando que sigan pochando.
A continuación espolvoreamos con el azúcar moreno y añadimos el palito de canela, removemos un poco mezclando bien los ingredientes.
Echamos el vino blanco y dejamos que evapore el alcohol, y a continuación el zumo de naranja y el caldo de pollo, mezclamos todo bien y dejamos que cueza 1 o 2 minutos todo junto a fuego muy suave.
Por último lo agregamos a la fuente de horno y dejamos 5 minutos más con la fuente tapada con papel de aluminio.
La salsa podemos triturarla con la minipimer, personalmente prefiero pasarla por el pasapurés.
Sugerencias útiles:
Esta receta es para una pechuga completa (2 medias), que es una ración para 2 personas. Si queréis para más sólo aumentar proporcionalmente todas las cantidades.
En cuanto al jamón, queso etc., yo las preparo con poca cantidad, pues en casa nos gustan los sabores muy sutiles, pero podéis poner tantas lonchas de jamón o queso como os apetezcan.
Y del atado de la carne no se qué deciros, salvo que se me da francamente mal, por lo que he llegado a un acuerdo conmigo misma: «palillos para cerrar», pero no olvidéis tenerlos en remojo antes de usarlos, para que no se peguen a la carne y en el momento del emplatado los sacaréis mejor.
Nuestra guarnición favorita para este plato: patatas y pimientos del piquillo, que encontraréis en «guarniciones».