Sesos huecos
Son como una especie de buñuelo con sorpresa dentro, que todos los que ahora tenemos 60, 70 y mas años hemos comido como un alimento yo diría que de lujo, no todos los niños de la época se podían permitir estas exquisiteces.
«De lo que se come se cría», nos decía mi abuela Tere, para augurarnos un muy buen entendimiento, y predisposición al saber, si comíamos aquello, pero nosotros no necesitábamos coba, los comíamos sin rechistar, y mira que Santi y yo eramos plastas con la comida.
Ingredientes
- 1 seso de cordero o ternera
- 2 o 3 cucharadas de harina
- 1 huevo batido, la clara a punto de nieve
- agua muy fría
- sal y abundante aceite para freír
Elaboración:
Ponemos el seso a cocer, a partir de agua fría con una hoja de laurel y sal, en el momento que rompa a hervir contamos 10 minutos, apagamos el fuego y dejamos que se enfríe en el agua de cocción. Si es de ternera cocer 15 minutos.
Una vez frío lo sacamos del agua y secamos con papel de cocina, cortamos las telillas que pueda tener y lo partimos en trocitos regulares, del tamaño de una cereza aprox.
Separamos la yema de la clara y batimos la clara a punto de nieve, reservamos lo más alejado posible del calor.
En un bol echamos 2 o 3 cucharadas de harina, depende del tamaño del seso, vamos añadiendo agua muy fría poco a poco, hasta conseguir una masa fluida y sin grumos, hechamos la sal y probamos.
Mezclamos la clara con la yema y lo añadimos al bol de la harina, removemos todo bien y esperamos.
La masa debe quedar como si fuera una tempura, ¿os daís cuenta de que ya sabiamos hacer tempura antes de que nos invadieran los chinos y sus woks?. Bueno no es una tempura muy ortodoxa, pero casi.
Calentamos una sartén con aceite.
Vamos incorporando los trocitos de seso a nuestra «tempura», y con una cuchara vamos echando la mezcla a la sartén, los freimos en el aceite caliente. Cuando están dorados los sacamos y escurrimos.
Empezad a comer y no espereis a que nadie venga a decirnos que estan MUY BUENOS.